Cuadro 1
Cuatro leyes para los pobres en Tailandia
Subir a las redes sociales una foto de cuatro dedos con el dorso de la mano es un signo de solidaridad con la campaña Cuatro leyes para los pobres. La campaña comenzó en 2008 como respuesta a la concentración continuada de tierras en Tailandia. Según los datos de 2014, el 62% de las tierras privadas del país son propiedad de tan sólo el 10% de la población. La mayor tenencia de tierras por parte de un solo individuo es de 631.263 rai (101.000 hectáreas). Mientras que cerca de 750.000 familias rurales no poseen tierras en absoluto, el 70% de las tierras en propiedad privada son tierras ociosas.
La campaña Cuatro leyes para los pobres pretende abordar las disparidades en la propiedad de las tierras y los problemas a los que se enfrentan los pueblos marginalizados para acceder a la tierra. Los objetivos clave de la campaña son conseguir que cuatro propuestas de ley iniciadas por movimientos sociales se transformen en leyes y se implementen, para poder dar respuesta a estas cuestiones de tierra y justicia, que llevan existiendo desde hace mucho. La campaña está obteniendo mucho apoyo público a través de las redes sociales y de eventos públicos. Según la constitución de Tailandia, los ciudadanos tienen derecho a presentar una propuesta de ley ante el parlamento y que ésta se transforme en ley si recibe un mínimo de 50.000 firmas. Las cuatro propuestas de ley son las siguientes:
1. Propuesta de ley para un impuesto progresivo sobre las tierras: esta propuesta impondrá distintas tasas impositivas a las tierras (especialmente altas sobre las tierras ociosas) para fomentar un uso eficiente de las tierras y evitar la concentración de estas. A quienes sean propietarios de muchas tierras se les inducirá a utilizarlas o a vender las que tengan en exceso para evitar esta carga impositiva.
2. Propuesta de ley para un banco público de tierras: el banco público de tierras permitirá acceder a la tierra a individuos y campesinos sin tierra a través del alquiler o la compra a un interés muy bajo, para proporcionarle subsistencia y posibilidad de asentamiento. Parte de los fondos recaudados mediante el impuesto progresivo y otros soportes financieros del estado se utilizarán para poner en funcionamiento este banco público de tierras. El banco de tierras también servirá de fondo comunitario para la tenencia y la gestión colectivas de las tierras y los recursos naturales.
3. Propuesta de ley por los derechos de gestión comunitaria de las tierras y los recursos naturales: esta propuesta proporcionará reconocimiento legal de los derechos colectivos a las tierras y los recursos naturales, tanto desde la gestión como desde la propiedad. También establecerá una infraestructura legal para que las comunidades puedan iniciar litigios de acción popular contra agentes estatales y no estatales, y determinar qué roles/responsabilidades debe cumplir el estado para respaldar los derechos colectivos de las comunidades.
4. Propuesta de ley para un fondo de justicia: desde que el estado de Tailandia declaró que las tierras ocupadas y habitadas originalmente por pueblos rurales son ahora «reservas forestales», el número de personas acusadas de invadir estas tierras ha ido en aumento. Esta propuesta de ley establecerá un fondo para dar apoyo económico a las personas y comunidades que se enfrenten a estas acusaciones penales. El fondo cubrirá las costas de los procedimientos/batallas legales como fianzas, costas judiciales, etc.
Las cuatro propuestas de ley están claramente interconectadas: abordarán las desigualdades sobre el acceso a la tierra y darán respuesta a las necesidades de los pueblos rurales, tanto urgentes como de larga duración. La campaña Cuatro leyes para los pobres, una de las mayores campañas que se han realizado en Tailandia sobre los problemas relacionados con la tierra, está encabezada y apoyada por distintos movimientos sociales, organizaciones comunitarias y redes de sin tierra de diferentes regiones del país.
Cuadro 2
Red Reclaim the Fields (Reclama los campos) en Europa
Reclaim the Fields (RtF) es una constelación de personas y proyectos colectivos que desea volver a tomar el control sobre la producción de alimentos. Nuestro objetivo es crear alternativas al capitalismo mediante una producción cooperativa, colectiva, autónoma, a pequeña escala y orientada a necesidades reales; en definitiva, poner la teoría en práctica.
Un rol muy importante de la red RtF es vincular la acción práctica de los distintos grupos a nivel local con las luchas políticas globales. Un tema clave en el que estamos trabajando es la cuestión del acceso a la tierra. Actualmente, la red está distribuida por Europa e incluye una gran variedad de enfoques, dese granjas colectivas, ocupaciones de tierras o campamentos de protesta hasta proyectos de agricultura urbana, activismo anti-transgénicos, etc. Al estar conectadas dentro de una red europea, estas iniciativas locales pueden compartir ideas y experiencias, recibir más atención pública en acciones concertadas y apoyarse directamente las unas a las otras.
En la actualidad, los procesos de acaparamiento de tierras (que se están produciendo en Europa al igual que en otras partes del mundo) están poniendo cada vez más tierras bajo el control de los intereses de la acumulación de capital. Las personas y los proyectos implicados en la red RtF están oponiendo resistencia a estas prácticas de acaparamiento de tierras en muchos lugares y emplazamientos distintos, empleando diferentes estrategias. Un ejemplo muy conocido que se llevó a cabo con éxito fue la ocupación y defensa de tierras agrícolas y bosques en Notre-Dame de Landes. El plan de construcción de un aeropuerto por parte de la empresa Vinci se pudo evitar gracias a la decidida resistencia de agricultores locales y activistas. Ahora, muchos jóvenes se han mudado a esta zona, a la que llaman «la ZAD», y distintos colectivos han comenzado a dar nueva vida a las granjas abandonadas y están cultivando alimentos.
La reunión anual de la red RtF, que este año se celebró en enero en Nottingham (Reino Unido), estableció una plataforma para que los y las activistas entablasen debates teóricos y reorganizasen el trabajo por temas en distintos grupos de trabajo. Para el año próximo, se ha planificado la organización de un campamento RtF en el Reino Unido, en la zona donde hay planificada la construcción de una nueva mega-cárcel. Los campamentos RtF ofrecen todo un programa de talleres y suelen ser un lugar donde compartir ideas con un público más amplio y donde apoyar las luchas locales de la región. Además, algunos miembros de la red RtF están planificando un viaje a Grecia para vincularse con distintos proyectos. Estos ejemplos demuestran que consideramos importante crear alianzas con otros movimientos sociales, porque en el intento de (re)tomar el control sobre nuestras vidas, la agricultura es sólo uno de muchos aspectos (aunque muy importante).
Se puede encontrar más información sobre la red y los grupos implicados en la web www.reclaimedfields.org, o escribiendo un correo electrónico a contact@reclaimthefields.org.
Cuadro 3
El paradigma Bukittinggi*: hacia una revolución agraria
La reforma agraria y acuática del siglo XXI deben ser las luchas por la justicia, que democraticen las estructuras agrarias y creen nuevas relaciones sociales, económicas y políticas, incorporando el espacio, el territorio, el agua y la biodiversidad. Para contrarrestar la destrucción provocada por décadas de neoliberalismo, las nuevas reformas agrarias y acuáticas deben ser revolucionarias y transformadoras, terminar con la concentración de tierras y recursos, y resistir la contrarreforma agraria. Entre los elementos de esta visión se incluyen:
Soberanía alimentaria: una reforma agraria y acuática debe fundarse sobre los principios de la soberanía alimentaria, y debe tener como pilar central el concepto de territorio. La soberanía alimentaria exige que los y las campesinas, pescadoras, pastoras, trabajadoras y pueblos indígenas puedan acceder con seguridad y controlar las tierras agrícolas, las semillas, las razas animales, los bosques, los pastos, las rutas migratorias, las zonas pesqueras, las masas de agua, los mares, costas y ecosistemas. No puede llevarse a cabo sin soberanía sobre las tierras y los recursos, y sin los derechos de los productores de alimentos a gobernar sus territorios/dominios, incluidas sus costumbres, normas y acuerdos para proteger, utilizar y compartir los dominios más allá de las fronteras geopolíticas.
Redistribución del poder: la expropiación y distribución de tierras privadas que no cumplen un objetivo social a familias sin tierra o con tierras empbrecidas que no permitan vivir de ellas, el objetivo general de la redistribución es redistribuir el poder y alterar las relaciones de poder para favorecer a los pequeños productores de alimentos, a sus organizaciones y a sus movimientos. Una distribución tal no puede realizarse mediante mecanismos de mercado. La reforma agraria debe equilibrar las prioridades de los y las campesinas, agricultoras familiares, pescadoras, pastoras, personas sin tierra, pueblos indígenas y otras comunidades rurales, haciendo hincapié en las necesidades particulares de las mujeres y de los y las jóvenes.
El derecho a los recursos, al territorio y a la autodeterminación: las reformas agrarias y acuáticas deben garantizar a los pueblos rurales el acceso seguro y el control sobre sus tierras y territorios, restituir el orgullo de la identidad y la dignidad de las mujeres y de los pueblos campesinos, indígenas, pescadores, pastores y trabajadores. Deben respetar los derechos de la Madre Tierra, las cosmovisiones de las distintas culturas, así como la autonomía local y el gobierno en igualdad de derechos para mujeres y hombres. Las comunidades de productores de alimentos deberían poder tomar decisiones sobre el uso, la gestión y la conservación de sus tierras, territorios y recursos, dando prioridad a los derechos de las mujeres, los y las jóvenes y los grupos que han sido marginados históricamente.
Defensa de la tierra y los territorios: todas las medidas posibles (legales, normativas y de acción directa) deben utilizarse para defender las tierras, el agua, los territorios, los minerales y la biodiversidad frente a las expropiaciones, las parcelaciones capitalistas, la mercantilización y la destrucción. La tierra y el territorio se deben defender como una riqueza social/colectiva, no simplemente como propiedad individual, al mismo tiempo que se respetan y se defienden los derechos de la Madre Tierra. La especulación con tierras debe estar prohibida, y se debe evitar que el estado y las corporaciones privadas puedan adquirir grandes extensiones de tierras. En esto se incluyen los títulos comunitarios/colectivos para evitar que las parcelaciones de tierras individuales puedan entrar en el mercado, la oposición a los mecanismos de mercado para gobernar las tierras, las contra-parcelaciones como ocupaciones de tierras y movilizaciones en espacios públicos y foros para conseguir respaldo popular para nuestras luchas.
Abordar la pobreza, el desempleo, el hambre y la migración económica: la reforma agraria debe crear unas condiciones que permitan mejorar el nivel de vida de la mayoría y reconstruir las economías rurales, como por ejemplo, con un suministro público de servicios asequibles, accesibles y de calidad para la salud, la educación, la electricidad, el agua y el saneamiento, el transporte, el ocio, el crédito, los bancos, los mercados, etc. También debe invertir la migración económica de los pueblos rurales, permitiendo la reinserción de los y las campesinas de nuevo en sus tierras y garantizando el futuro para los y las jóvenes en el campo.
Soberanía sobre la tierra rural/urbana: una nueva visión debe abordar la realidad de las zonas urbanas respecto a la tierra, el agua, la vivienda, los alimentos y los servicios básicos. Las mismas fuerzas del capital especulativo que impulsan el acaparamiento de tierras en zonas rurales son las responsables de la especulación inmobiliaria que provoca desahucios masivos de los desfavorecidos de zonas urbanas. Una alianza fuerte rural/urbana para resistir frente a enemigos comunes requiere la reconstrucción de la interdependencia entre productores y consumidores, así como la revisión de los conceptos de justicia social, económica, política y medioambiental.
Modelos de producción, distribución y consumo: deben estar alejados de todo afán explotador, deben ser responsables desde el punto de vista medioambiental y deben desacelerar el cambio climático. La política energética es especialmente importante, ya que la tierra, los bosques, los ríos, los mares y los fondos marinos están siendo capturados para alimentar unas industrias y unos estilos de vida que consumen mucha energía. Los modelos de producción deberían empoderar y enriquecer a los pequeños productores de alimentos, no forzarlos a entrar en deudas-trampa o cadenas de valor sobre las que no tienen ningún control. Los modelos de producción y distribución deberían basarse en la soberanía alimentaria y la agroecología, y apoyar la recuperación de las semillas y razas autóctonas, la captación de aguas, las energías renovables generadas localmente, la reavivación de alimentos tradicionales y la reconstrucción de los sistemas alimentarios locales.
Paz, justicia y dignidad: la soberanía alimentaria, la reforma agraria y la defensa de la tierra y los territorios son las luchas por la paz, la justicia, la dignidad y la vida. Una nueva reforma agraria debe movilizar fuerzas para poner fin a las ocupaciones de tierras y territorios por parte de estados, ejércitos y corporaciones, debe oponerse a la guerra y la militarización de nuestros sistemas económicos, y debe cuestionar la criminalización a la que están siendo sometidas nuestras luchas.
Para leer la síntesis completa de Bukit Tinggi, incluidos los pasos para poner en marcha la «visión», consultar Keeping Land Local, capítulo 9 (en inglés).
* La reunión internacional «Reforma agraria y la defensa de la tierra y el territorio en el siglo XXI, el reto y el futuro» fue organizada por La Vía Campesina y la Campaña global por la reforma agraria (GCAR) para debatir la coyuntura global e identificar elementos clave para una estrategia común por la reforma agraria, la soberanía alimentaria y la defensa de la tierra y los territorios. Más de 150 representantes de organizaciones campesinas, de pescadores, de pueblos indígenas, de jóvenes, de mujeres, de trabajadores/as sin tierra, de derechos humanos y de investigación participaron en la reunión, que se celebró en Bukit Tinggi (Sumatra Occidental, Indonesia) del 10 al 13 de julio de 2012.